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Google, la empresa que todo lo sabe

1 de marzo de 2017
isaachernandez
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Google ha vuelto a recuperar el primer lugar en el ranking de marcas más valiosas del mundo. Algo que no ocurría desde el año 2011, deja atrás a Apple, según la estimación que hace el Brand Finance´s Global 500, la consultora líder a nivel mundial en valoración y asesoramiento estratégico de marca. El valor para la de Google se estima en 109.470 millones dólares,  la estimación que se hace sobre la proporción del total de ingresos globales empresariales que se deben a la misma. No debería resultar extraño que en los diez primeros puestos de esa clasificación encontremos hasta 8 firmas relacionadas con la tecnología, una con la alimentación (Walmart) y la otra es el Banco Industrial y Comercial de China (ICBC).

No cabe duda, por tanto, de la forma que el célebre buscador ha impactado en nuestras vidas. En ese campo no tiene apenas competencia destacable pero cabe decir que la empresa de Mountain View (California) es mucho más que un buscador. Sin ir más lejos, en el campo de los servicios para empresas son muchas las soluciones tecnológicas que puede ofrecer y al frente de esa división está Isaac Hernández Vargas, un canario nacido la Villa de La Orotava con una sólida carrera profesional que le ha permitido estar diecinueve años en Microsoft, cinco en Vodafone y los últimos cuatro en el gigante de Internet. 

Nos recibe una fría mañana en Madrid, en la sede central de la compañía en España. Tres pisos en el edificio Torre Picasso cuya propietaria es una empresa de Amancio Ortega. Lo primero, visitar con detalle las instalaciones que tanto orgullo despierta entre los empleados de la compañía (también es la mejor empresa para trabajar). Una visita al comedor para desayunar, con los productos más ecológicos y sanos de forma accesible, dejando otros que no lo son tanto –pero siempre más apetitosos- escondidos: “Se cuidan estas cosas, puedes elegir entre muchos productos para comer pero es cierto que siempre se intenta que aquellos menos saludables estén menos a la vista”, nos explica el Country Manager de Google para España y Portugal, que es la tarjeta de presentación de nuestro canario anfitrión. Numerosos lugares para tomar café, salas de reuniones con cristales que brindan del ruido pero no de las miradas, “la transparencia es total, forma parte de la cultura corporativa de la compañía y se lleva a niveles muy amplios”. No hay despachos, las zonas de trabajo son abiertas y los empleados comparten espacios repletos de ordenadores y sillones ergonómicos. Llama la atención que cada uno puede elegir entre el ordenador que resulte de su gusto, si se está acostumbrado a trabajar con Mac, ese el que dispondrá. Da la sensación que no solo se busca la comodidad del trabajador, que también, sino evitar procesos de adaptación que tiene un coste en tiempo y que son fácilmente evitables. La curiosidad lleva rápidamente a preguntar por el famoso futbolín y, cerca, lo que hay es una sorprendente máquina para hacer las siestas más confortables con unas vistas sobre Madrid (estamos entre las plantas 25  y 27 del edificio), “no creo que se haya utilizado nunca, todo lo más para alguna conversación telefónica”, nos dice. Todo forma parte de ese concepto de bienestar que se pretende crear para los trabajadores y que aumenta el vínculo entre éstos y la empresa así como la productividad. Pero al estar todo tan conectado, fluyen las ideas y el desarrollo de innovaciones porque, a decir verdad, dan la sensación de estar en permanente ebullición. 

Una máquina bien engrasada, que justifica con el cúmulo de pequeños detalles (salas de lectura con diversa bibliografía, casi sin uso de papel, café y tés en casi cualquier esquina) la gran admiración que despierta en el mundo. Así que, hecha la visita, usamos una de esas salas transparentes para  sentarnos un rato y hablar sobre tecnología, futuro y, claro está, Google.

Con ese currículum, ¿es Google el mejor sitio para trabajar?

“Es una empresa innovadora y da gusto trabajar aquí porque vivimos tiempos de innovación. Pero es que, además, todas las empresas afirman que las personas que trabajan en ellas son su mejor activo, no digo que no sea así, pero aquí es un principio que lo orienta todo, que comienza con el reclutamiento, pasa por el desarrollo del entorno laboral e incluye la dirección de las personas. Cada vez me siento más identificado con esa visión y creo que los ejecutivos y empresarios harían bien en creer que las personas son la base de los negocios, las que traen ideas que mejoran el resultado final”. 

En el día a día, ¿en qué consiste su trabajo?

“Los que trabajamos en las sedes de Google por todo el mundo, básicamente, nos dedicamos a la preventa, venta y postventa con la atención al cliente. La organización tiene centros de desarrollo en algunos países pero el grueso está en la sede central en Silicon Valley. Se trabaja en red, lo que facilita que las aplicaciones sean diseñadas de forma global”. 

Vender algo de Google, con la potencia de marca que tiene, debe ser relativamente sencillo.

“Siendo cierto que es la marca más valiosa del mundo y que esto facilita las cosas, lo que se ignora es todo lo que podemos ofrecer. Hay cosas muy evidentes, por ejemplo, todo lo relacionado con el marketing digital donde lo normal es que recurras a nosotros para tus estrategias de SEO y SEM (Google tiene una cuota de mercado del 85% de la publicidad en buscadores y más del 50% de toda la publicidad online, según la revista Fortune). Lo que no todo el mundo sabe es que puedes contratar el correo de tu empresa en la nube con nosotros, centros de procesos de datos o de la seguridad, por ejemplo. Dependiendo del área en la que estés, o eres el evidente o no lo eres y entonces tenemos que hacer un esfuerzo muy importante para darte a conocer entre los clientes. Esto es lo que hacemos”. 

Habla de la nube y también de seguridad. ¿Son, quizás, las mayores reticencias de la gente a la hora de confiar en ese tipo de herramienta?

“Cada vez menos. La nube supone un cambio de paradigma que lo va a modificar todo y esto empieza a ser aceptado. Todas las empresas estarán ahí en un plazo de tiempo no muy largo. Hoy nadie se plantea tener una planta de electricidad al lado de su casa para disponer de energía, le das al interruptor y ya está. Eso mismo pasará con los sistemas de información, de una complejidad creciente y que necesitas que sean ágiles y no quedarte rezagado. La seguridad que hay en la nube es infinitamente mayor y más potente que la que cualquier empresa puede permitirse en su data center. Los ciberataques y los hackers son cada vez más sofisticados, si no has dedicado tu tiempo y tu dinero a prevenirlos, quedas en una posición muy vulnerable. Luego están los problemas físicos, un robo, un incendio o un empleado que se lleve información con el fin de hacerte daño. En la nube están protegidos por medios físicos y lógicos que hacen que estén a buen recaudo. La seguridad es esencial, Google invierte cada año 10.000 millones de dólares en su data center y trabajan 550 personas solo en la seguridad lógica. Estamos, de manera continua, monitorizando lo ataques de hackers y sabemos de que tipo pueden ser y cómo evitarlos. Nosotros trabajamos con hardware y software propios, lo que significa que no son productos comerciales a disposición de todo el mundo, con lo que queda fuera del conocimiento de esa gente con disposición al ataque. 

Conseguir todo esto requiere de unos niveles de inversión que son prohibitivos para la pequeña y mediana empresa, me atrevo incluso a decir que para las grandes también. Esto explica que grandes corporaciones, como el BBVA, utilicen nuestros sistemas para almacenar su información y la comunicación interna para los 130.000 empleados que tienen por todo el mundo. Es un caso muy ilustrativo, tienen un departamento informático muy amplio y competente, que cuando toma una decisión de este tipo sabe que sus información en Google está asegurada”.

¿Y en Canarias?

“También tenemos grandes clientes. Lopesan, Binter, Dinosol, algunas administraciones públicas…Utilizan nuestra tecnología porque facilitamos mucho las cosas, tienen una disponibilidad de los servicios del 99,99% del tiempo y pueden centrar sus recursos y el talento de sus organizaciones en solucionar otro tipo de problemas, probablemente menos genéricos y sí más relacionados con la actividad de sus negocios”.

Aparte de la nube, ¿qué otras herramientas trabajan desde su departamento?

“Aquellos factores tecnológicos que están detrás de las transformación digital de las empresas. Uno es la tecnología móvil, también las redes sociales (la visibilidad de las empresas y el cambio que se produce en la relación de poder que ahora está en el consumidor gracias a una información que fluye rápidamente),  todo lo relacionado con el Big Data (a medida que aumenta el número de transacciones electrónicas se eleva el nivel de información disponible que puede servir, convenientemente analizada, para dar mejores servicios o productos a los clientes. También utilidad para análisis de todo tipo y para eso que llamamos el Internet de las cosas) y, por último, todo lo relacionado con la inteligencia artificial, el machine learning. Estos elementos, más la nube ya comentada, están cambiando la forma de trabajar, de hacer negocios y hasta de vivir de todos nosotros. Nosotros relacionamos en nuestro departamento todo con la nube, hay soluciones que proveemos como las de Big Data en la nube, ofreciendo servicios que hacen posible acceder a ese tipo de información sin tener que acometer costosas inversiones y pagando solo por uso”. 

¿Vale la pena? Parece existir mucha información pero pendiente de procesar, dispersa, que en esas condiciones no son útiles para esos clientes.

“Bueno, datos existían desde siempre pero la capacidad para procesarlos es más reciente, hoy es muy superior a lo que teníamos hace solo unos años. Actualmente se genera en dos días una cantidad de información similar a la acumulada en toda la historia de la humanidad hasta el año 2003. Pero nosotros podemos encender 10.000 ordenadores simultáneamente para que analicen grandes volúmenes de información que poder poner a disposición de nuestros clientes. Por el contrario, en España hay empresas que los lunes arrancan los ordenadores para dos horas de trabajo y no los vuelven a encender hasta el lunes siguiente con el fin de analizar los movimientos de las tarjetas de crédito durante el fin de semana. Nuestro modelo es útil con independencia del tamaño de la empresa. El modelo de pago por uso, de estar en la nube, permite prescindir de un montón de barreras de entrada que existían en el pasado cuando los megaordenadores estaban solo al alcance de las grandes corporaciones. Y da una ventaja a emprendedores canarios, por ejemplo, que pueden experimentar y cambiar su modelo de negocio y escalarlo en función del éxito que vayan teniendo, en función del momento en que se encuentren sus organizaciones”.

Se presenta un futuro apasionante, por más que se escuchen las reticencias y cantinelas habituales. De todo, lo más sorprendente son los avances en inteligencia artificial.

“Es interesante porque se lleva hablando de esto desde los años cincuenta del siglo pasado. En la Universidad nos contaban cosas, funcionaba en ciertas aplicaciones pero no lo hacía bien cuando cambiaban los problemas a los que se enfrentaban. Digamos que ante una realidad constante no era complejo, sí en cuanto se modificaba una variable. Así que se vivió lo que se conoce como el invierno de la inteligencia artificial, donde apenas se produjeron avances. Ahora lo que hemos conseguido es casi reproducir las redes neuronales en los ordenadores, lo que permite que en cierta forma piensen de modo parecido a los humanos. Hemos sido capaces de entrenar una máquina para que identifique, a través de youtube, gatos. La maquina asume que es un elemento de determinadas características,  no le hemos enseñado uno, le pusimos delante 100.000 fotos con la mitad con animales y la otra mitad no, lo que hace es reconocer un patrón y entender lo que se le pide. Cuanto más datos tenga, mejor será el algoritmo. Con esto estamos consiguiendo que haga cosas que antes no estaban a su alcance”.

Lo que hace que se disparen las alarmas en mucha gente que entiende que esa tecnología hará prescindible a las personas en muchas ocupaciones. 

“He leído recientemente un buen informe sobre esto. No va a producirse sustitución, solo cambios en los tipos de trabajo que vamos a realizar. Un estudio de Mckinzey analiza más de 2000 ocupaciones y llega a la conclusión de que solo el 5% son susceptibles de ser sustituidas por la tecnología. Es cierto que en un 60%  las máquinas pueden hacer parte de las funciones del trabajador, por lo que éstos estarán obligados a aprender a relacionarse con ellas. Esto ya ocurrió en el pasado. Hace 20 años no existía el trabajo de desarrollador de aplicaciones y hoy tiene una gran demanda. Hay que adaptarse a la cultura digital”.

Pero se mantiene esa tradición ludita (por Nudd Luud, un artesano que pegó fuego a dos telares mecánicos a finales del siglo XVIII) de odio a la máquina.

“El mundo se ha hecho complicado de predecir y, aunque es bueno mirar para la historia, debemos ser optimistas con lo que la tecnología nos brinda. La innovación está produciendo cambios en nuestras vidas y debemos estar preparados para que nos siga sorprendiendo por encima de lo que somos capaces de imaginar. Hace 20 años nos conectábamos a Internet a una velocidad cien mil veces inferior a lo que hacemos hoy. Lleva esa escala a cualquier otro parámetro y pone los pelos de punta. Cualquiera que no apueste por la tecnología va a cometer un enorme error con consecuencias muy graves, sea una organización pública o privada”.

Pero es cierto que acumular y procesar tal volumen de datos puede generar inquietud en algunos. No tengo inconveniente con que Google identifique dónde está mi casa o sepa donde trabajo porque pauta mis hábitos y llega a esas conclusiones. Pero asusta que el gobierno pueda acceder a esos datos.

 “Es un sistema que estamos construyendo basado en la confianza, cuántos más datos dispongas, mejores servicios podremos brindar. Tenemos que tener control sobre la información que se tiene sobre nosotros y el uso que se dará a esos datos, dar la posibilidad de retracto al cliente. Esto es algo que nosotros permitimos, en el área de tu cuenta de google sabes la información que tenemos sobre ti y es la que nos permite ofrecerte múltiples ayudas. El teléfono móvil es una especie de secretario personal que será capaz de anticiparse a nuestras necesidades. Pero hay que hacer un balance entre lo que te da y lo que debes prescindir”.

Hablaba de innovación y del futuro que nos aguarda pero hay algunos pensadores que creen que se ha detenido, que a fin de cuentas damos vueltas sobre cosas que fueron inventadas hace ya mucho tiempo. Sin ir más lejos, el teléfono.

“No puedo estar más en desacuerdo. Un teléfono era algo que te llevabas a la oreja y un Smartphone lo manejas desde la palma de tu mano, como demuestran las nuevas generaciones a diario, que se comunican, informan, relacionan y toman decisiones por ese medio. La innovación se produce a diario, a una velocidad de vértigo, donde antes hacía falta una generación para vivir esos cambios ahora es casi instantánea. Somos muy afortunados de vivir en esta época. Y lo más bonito, que es universal porque se aprovecha de ella el 100% de las personas, no algo que solo beneficie a un grupo cerrado de personas. En el mundo hay 3.500 millones de personas que se conectan a Internet. Nosotros tenemos una iniciativa que se llama Next Billion encaminada a conseguir añadir otros mil millones de personas desde el convencimiento de que nunca se conectarán desde un ordenador, sino desde un teléfono inteligente. Se saltan tecnologías que ya están superadas y son más fáciles de implantar, se produce una igualación porque una persona con ese dispositivo en el desierto del Sáhara y una conexión a Internet podrá estar en igualdad de condiciones que un señor en un despacho de Boston”.

En todos estos años habrá visto mucha innovaciones, ¿cuál es a su juicio la más disruptiva?

“Probablemente la inteligencia artificial. Es que se descartaba que las máquinas pudieran dar el tipo de solución que empiezan a brindar. Reconocer patrones a partir de imágenes o tomar decisiones complejas incluso mejor que los seres humanos. Creo que hay un gran campo para el desarrollo y estoy convencido que hará que aumenten nuestras fortalezas”.

Para aquellos que están trabajando en este campo, ¿cómo llevan los temores y críticas de una parte de la sociedad?. Lo digo porque, en relación con el coche autónomo, se dice que la regulación lo hará imposible, que las aseguradoras no son capaces de ofrecer servicios al no ser capaz de identificar al conductor o que, incluso en un reciente paper, que hará descender el número de donantes de órganos al limitar los accidentes de circulación.

“Todo cabe en un análisis completo sobre cualquiera de estos avances. Es algo razonable, la legislación es evidente que tendrá que ponerse al día porque siempre va por detrás. Si los beneficios son evidentes, no le quedará más remedio. Y lo cierto es que el coche autónomo dará más opciones a personas que hoy no tienen forma de desplazarse, son ecológicamente más eficaces y, efectivamente, disminuye el número de accidentes de tráfico pero no veo el problema, al tiempo se está desarrollando toda una industria muy potente de impresoras en 3D que empiezan a ser capaces de imprimir órganos”.  

Además de abrir nuevas formas de relacionarnos con el coche, por ejemplo, es previsible que ya no lo tengamos en propiedad.

“Correcto, vas a tener alternativas distintas. Que te apetece ir a la montaña, coges un 4×4 para ese fin de semana; que lo que prefieres es ir a la costa, tienes la posibilidad de acceder a un descapotable. Para los días de trabajo, uno eléctrico y autónomo que te permite adelantar trabajo en el desplazamiento. Los coches se van a adaptar a tus necesidades, en el día a día y pagarás solo por el uso”

¿Qué cree que deberíamos hacer en Canarias para ponernos en el mapa de la tecnología?

“Puede ser un tópico pero si el mundo avanza por vectores tecnológicos, Canarias debe jugar un papel en ello y, afortunadamente, la movilidad, la nube, el Big Data, están disponibles en todo el mundo. El mundo se ha vuelto complejo, es evidente, y por tanto es difícil que las soluciones las tenga un presidente o consejero, debe haber mecanismos para escuchar a la sociedad, fomentar ingenierías o la creación de Start up. Se puede hacer mucho y vivimos un momento muy bonito. Canarias no lo tiene peor que Israel y fíjate lo que supone para ellos la tecnología”.  

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