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El palo y el plátano

28 de febrero de 2021
rubiosplatanos
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A raíz de la mudanza a Andorra del youtuber conocido como el Rubius nos hemos enterado de que uno debe quedarse a vivir de por vida allí donde nace. Este feudalismo fiscal que propugnan los autodenominados socialdemócratas contemporáneos encadena a los ciudadanos hasta la muerte en su terruño en el que debe pagar sus impuestos sin rechistar, si acaso se permitirá votar cada cuatro años para elegir a los carceleros y poco más. Podemos irnos olvidándonos de los pasaportes y de otros derechos que pensábamos tener reconocidos porque lo de ver mundo está bien pero la obligación de todo buen ciudadano es pagar impuestos, a ser posible sin preguntar a qué se destinarán ni controlar a los políticos que se los gastarán.

Que a muchos de los admiradores de Lenin les gustaría levantar un muro como el de Berlín o impedir las salidas de la isla como en Cuba es algo que podíamos imaginar pero que se hayan afanado en declararlo públicamente tan rápido y la primera de cambio es preocupante. Como también lo es que otros ciudadanos motivados por esa fuerza tan poderosa que es la envidia se hayan lanzado a señalar a un youtuber que ha cambiado su residencia como el principal problema financiero de un Estado que no deja de incrementar su deuda y enlaza déficits presupuestarios mientras mantiene 23 ministerios y un sinfín de regalías, administraciones duplicadas o subvenciones. 

También hay ocurrencias como la de la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias de regalar un plátano de por vida al primer youtuber que vuelva a España. Es importante recordar que este año los productores de plátano de Canarias recibirán 141,1 millones en subvenciones, lo que equivale a un zendal y 41 rubius. Es decir, un año de subvención a los plataneros equivaldría a construir un hospital público de nueva planta y 41 años de tributación de un contribuyente como el Rubius. Esta política del palo y el plátano no parece la más adecuada para convencer a un trabajador de que debe dejarse expropiar la mitad de lo que gana, solo en IRPF sin tener en cuenta otros tributos. El palo y las zanahorias parecen funcionar con los burros y, es posible, que con un palo y un plátano se pueda educar a un chimpancé, pero no a una persona. Quizá los políticos han olvidado que los contribuyentes no son animales de una granja.

En todo caso resulta más interesante la pregunta que se han empezado a hacer algunos, incluso responsables políticos como el diputado y presidente del parlamento canario Gustavo Matos, sobre por qué estos exiliados fiscales no se refugian en Canarias en lugar de Andorra. Ni los plátanos ni el clima templado parecen ser motivos suficientes para que muchos profesionales y empresas que pueden deslocalizar su actividad se decidan a trasladarse hasta las islas afortunadas. Ni siquiera las empresas que abandonaron la Cataluña del procés se decantaron por Canarias y eligieron trasladar sus sedes a otras regiones de España aunque la zona económica de Canarias les permitiera acogerse a un impuesto de sociedades reducido de tan solo un 4%, muy por debajo del que sufren las empresas españolas con un tipo general del 25%. Tampoco lo hicieron las empresas con sede en Londres que tras el Brexit buscaron sedes dentro de la Unión Europea. Llamativo… o no. Al fin y al cabo el IGIC canario del 7% continúa siendo más elevado que el 4,5% del IGI andorrano, en Andorra en IRPF se paga como mucho el 10% mientras que los canarios soportan hasta un 46,5%, por las ganancias en bolsa y otras plusvalías se abona un 23% mientras que en el país de los Pirineos se gravan con un 10%. Por supuesto la cuota de autónomos es la misma en Canarias que en el resto de España y cualquier contribuyente necesitará recurrir a un experto para estar a bien con el fisco en la maraña de impuestos y deducciones a las que puede acogerse mientras que en Andorra todo es más simple con tipos generales más bajos, menos excepciones e incluso otros impuestos que, sencillamente, no existen como el de patrimonio o sucesiones. 

Calculadora y formularios de la Agencia Tributaria en mano todavía habrá quienes se preguntarán por qué se van Andorra en lugar de preferir el plátano… y el palo. 

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