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Un par de huevos

17 de marzo de 2023
Huevos fritos
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Hay quienes critican que el capitalismo sea capaz de vender cualquier cosa. Una crítica un tanto sorprendente ya un sistema de libre empresa permite que las compañías puedan satisfacer la demanda de todos los consumidores, independientemente de si se trata de necesidades básicas, extrañas o muy refinadas. Una abundancia que se contrapone a la escasez producida por el ineficaz reparto equitativo de productos uniformes realizado por su alternativa, la economía planificada. 

Buen ejemplo de ello puede ser la innovación más polémica incorporada a los lineales de Mercadona: un pack de dos huevos a la plancha envasados y listos para su consumo inmediato. Una noticia que no se ha llegado a digerir despachándose con demasiada facilidad de que se trataba de un producto inútil y que no aportaba nada. Lo cierto es que serán los consumidores quienes determinen si aportan valor y cubren sus necesidades o les resultan completamente inútiles. Al fin y al cabo nadie obligará a comprar este producto envasado en atmósfera protectora que, frente a lo que se censuró tan alegremente, ofrece una alternativa de alimentación sana y rápida. En un mundo que gira cada vez a mayor velocidad tener productos aptos para el consumo inmediato y de prolongada caducidad es una ventaja real. Pero es que además estos dos huevos suponen una opción saludable frente a otros productos envasados de aperitivos y bollería en los que abundan grasas, azúcares e hidratos de carbono. Cocinar un huevo a la plancha es una actividad que está al alcance incluso de un político pero puede que un trabajador atareado no tenga tiempo ni las herramientas necesarias para prepararse una comida rápida y nutritiva en su tiempo de descanso o durante un viaje. Dos ejemplos de situaciones en las que puede resultar útil este nuevo producto al igual que muchos otros que también se critican con con ligereza como las frutas ya troceadas, peladas y envasadas. Pero puede haber mucho otros que no son banales como en el caso de  los invidentes para los que estos productos ya preparados pueden aumentar su independencia.

Así, mientras los ministros que cuentan con residencia y cocinero oficial para freírles un huevo en cualquier momento del día o de la noche  se entretienen en gastar el dinero de los contribuyentes en campañas publicitarias sobre alimentación saludable e imponen semáforos nutricionales de dudosa utilidad, las empresas se encuentran innovando y buscando nuevas soluciones a los problemas reales y cotidianos a los que se enfrenta la gente a diario. Un proceso incesante de mejora que aumenta las opciones de mercado a las necesidades más particulares. Para ello utiliza materiales tan importantes y actualmente denostados como el plástico, que les permite preservar en una atmósfera protectora estos y otros alimentos al vacío para mantenerlos en perfectas condiciones para su consumo durante semanas. Se olvida con frecuencia el valor de las cadenas de distribución que, como en este caso, ofrecen un producto valioso como dos huevos que pueden consumirse de forma inmediata allí donde se necesitan, algo muy diferente a los dos huevos frescos que puso la gallina y a los que el comprador no tiene acceso directo ni rápido pues no solo hay que cocinarlos sino que hay que disponer de una gallina ponedora, que en el momento requerido haya puesto huevos y que hayan pasado los controles sanitarios suficientes para garantizar su consumo. El valor aportado es inmenso si se tienen en cuenta todos estos factores a cambio de un precio que bajo esta perspectiva resulta irrisorio.

Sí, el capitalismo es capaz de empaquetar y vender cualquier cosa para ofrecer alternativas como este par de huevos a la plancha para aquellos que las necesiten y están dispuestos a pagarlas. Todo un éxito del capitalismo que disfrutan quienes los compran y deberíamos  celebrar incluso si no nos interesan estos alimentos  en particular porque su existencia garantiza  que los lineales de los supermercados  estarán repletos de una amplia variedad de productos a cualquier hora del día para que podamos comprarlos cuando los necesitemos.