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Votar con los pies

26 de abril de 2023
Ferrovial Países Bajos
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A pesar de que estamos en año electoral hay quienes no aguantan más el infierno fiscal y burocrático en el que se ha convertido España y votan con los pies. Cambiar de residencia es un acto desesperado porque implica dejar muchas cosas atrás y aún así hay ocasiones en las que no queda más remedio porque cada uno debe buscar lo mejor para sí mismo y para su familia. La decadencia de un país no es algo que suceda de la noche a la mañana sino que se va deteriorando poco a poco, a veces de forma imperceptible hasta que ya es demasiado tarde. Primero salen quienes están mejor informados y más medios tienen y al final del proceso huyen quienes pueden ya que a quienes no les queda otro remedio se quedan atrapados en una pesadilla regulatoria que les ahoga. Observamos esta situación en países corruptos, pauperizados por el socialismo o las guerras y en las dictaduras pensando que es algo que nos queda lejos y no puede llegar a sucedernos. Lo cierto es que en España viene ocurriendo desde hace mucho tiempo entre las fronteras de las comunidades autónomas, donde unas han conseguido crear un marco estable para atraer capital humano e inversiones mientras que otras se han esforzado en disuadirla. Si esta diferencia no se ha llegado a visibilizar de forma más evidente se debe a que el gasto y el empleo público han conseguido enmascararla generando puestos de trabajo y oportunidades para las empresas a través de concursos y subvenciones.

Sin embargo ya desde la crisis de 2008 han sido muchos los trabajadores cualificados que han tenido que buscar oportunidades fuera del país y ahora sabemos que la Agencia Tributaria perseguirá a los españoles que están buscando asilo fiscal en Portugal tras las recientes subidas impositivas que está llevando a cabo el gobierno de España. Pero no solo las personas físicas pueden irse sino que las empresas también lo hacen. La multinacional Ferrovial, hasta ahora con sede en España, ha planteado trasladarla a los Países Bajos buscando mayor seguridad jurídica y tipos impositivos que no sean confiscatorios para sus directivos. Que un “campeón nacional” pueda abandonar su país es una señal de alarma del nivel de deterioro al que hemos llegado pero parece muy razonable para una gran empresa cuyos negocios ya están mayoritariamente fuera de nuestras fronteras y se debe a sus accionistas. Busca la estabilidad que no parece haber en España y se adelanta a posibles medidas con tintes nacionalizadores como la de crear tributos que gravan ingresos en lugar de los beneficios. Ferrovial se irá y seguramente no será la última de la misma forma que muchas empresas muy orgullosas de su catalanidad dejaron Cataluña en cuanto sus políticos enloquecieron para entregarse a una causa independentista. 

Una decisión difícil pero comprensible que pone ante el espejo a quienes aseguran que en España se pagan menos impuestos que en el resto de Europa y que nuestra economía va bien a pesar del exiguo crecimiento, de la bajada de productividad y de la pérdida de poder adquisitivo que hemos sufrido en los últimos 15 años. Pero hay más, como canarios deberíamos hacernos otra pregunta, ¿y por qué no traslada su sede a Canarias? Amparados en el REF, el marco tributario puede ser más ventajoso y la calidad de vida es inmejorable y sin embargo… ni se lo plantean. No solo de impuestos huyen los hombres y las empresas pues la burocracia y la inseguridad jurídica es mayor incluso que en Madrid. Por eso, salvo en casos puntuales y muy relacionadas con los puertos y la localización del archipiélago, Canarias no podrá competir con Londres o los Países Bajos. Teniéndolo todo nos esforzarnos para quedarnos sin nada, seremos más pobres y señalaremos a quienes tienen la audacia de marcharse primero y, tal vez, en unos años lamentaremos no haber tomado la misma decisión cuando todavía estábamos a tiempo.