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Apología de una mujer frívola

29 de junio de 2021
luisvi
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Se me ocurrió un buen día publicar en mi estado de Whatsapp un vídeo que se había vuelto viral en TikTok, protagonizado por una madre que nos mostraba la alegría de su hija al recibir un premio por sus buenas notas. La señora se llama Nuria Pajares y consigue lo que hoy miles de personas intentan pero muy pocos logran, esa celebridad efímera que nos anticipó Andy Warhol antes de que existieran las redes sociales. Por supuesto, el vídeo tiene algunos componentes que lo hacen especial y de ahí se deriva tanto su éxito como las críticas negativas que ha cosechado, de las que doy fe porque también las he recibido por darle difusión.

“¿Qué haces dándole cancha a esta pija?” fue, en resumen, la frase con la que se me echó en cara que colgase el vídeo. Resulta que el aspecto de las protagonistas y la puesta en escena mostraban a una señora a la que uno no se imagina queriendo imitar a Rigoberta Menchú, sino más bien pensando en qué se llevará en las gradas del próximo torneo de polo de Sotogrande. Y al pecado venial de su vestimenta o su forma de hablar le sumaba el pecado mortal de cuál era el premio para su “Mery” –así llama a su hija–, que era nada menos que un bolso de Louis Vuitton. “Su primer luisvi”, nos contaba en medio de las lágrimas de felicidad que brotaban tanto de una como de la otra. El vídeo ha sido una buena oportunidad para conocernos más y para saber qué tipos de mensajes son tolerados o no por la sociedad de nuestros días, porque algunas de las críticas se detenían sobre todo en las formas, en la manera de hablar de las dos mujeres, en su ropa o su peinado, y ya con eso bastaba para emitir un juicio. Otros, iban más al fondo del asunto y a la conveniencia o no de regalar un bolso como el “Neverfull”, que cuesta más de mil euros, a una joven que no ha hecho más que cumplir con su obligación de estudiar.

Durante esos días, además, se había conocido la terrible muerte de las niñas Olivia y Anna en Tenerife, a manos de su padre. Y, a partir de las reacciones, podía establecerse alguna relación entre un hecho y el otro a la luz de cómo era su reflejo en las redes sociales: a mayor pena exhibida por lo de las niñas, mayor indignación por el vídeo de Nuria Pajares. Si alguien se inclinaba por poner la imagen de dos velas en recuerdo por las niñas, podíamos estar seguros de que le parecería una frivolidad lo del “primer luisvi” para la joven estudiante. Pero ¿es realmente así? Por un lado, no sabemos exactamente cómo es la madre de la joven del “luisvi” ni hasta qué punto es una actuación para conseguir likes y seguidores todo esto del bolso como premio. Puede ser una muy responsable y exigente madre en su vida privada, al margen de lo que da a conocer en sus redes sociales. Por otro lado, el manejo de la frivolidad requiere un cierto grado de inteligencia, esto lo sabía muy bien Oscar Wilde. Porque no cualquiera es capaz de discriminar entre lo importante (aprobar los exámenes) y lo superfluo (un bolso que está de moda), para hacer de ello una eficaz pieza de performance, que en definitiva es lo que construyó Nuria Pajares. Si miramos hacia los escandalizados por la muerte de las niñas de Tenerife, ¿no es acaso mucho peor y más frívolo representarlas como sirenitas en el mar? Esa visión estilizada y hasta de mártires no tiene nada que ver con el final de espanto que no buscaron ellas ni su madre, por más que ella misma haya compartido la imagen en su Whatsapp. Ante el asesinato de dos niños, y más aun si el causante es nada menos que su padre, es natural sentir rechazo y hasta dolor sincero en algunos casos, aunque no conozcamos a las víctimas. Pero no deja de ser frívola esa estridencia “empática” con la que nos encontramos en este festival de memes y tweets compungidos y que, de alguna manera, pretenden acreditar por la vía rápida un carnet de bondad de cuya autenticidad no podemos más que desconfiar. Si fuera solo por eso que se gana uno el cielo…