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Cáritas, el ala izquierdista de la Iglesia

11 de agosto de 2022
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Nuevo no es. En los años sesenta y setenta tuvo su auge la teología de la liberación, que trataba de hacer compatibles los postulados marxistas con las enseñanzas de Cristo, al que presentaban como el primer revolucionario de la historia. Ya en la época del deshielo soviético, Mijaíl Gorbachov llegó a decir, en este sentido, que en Belén había nacido el primer socialista. Pero estos fenómenos, si bien desde el siglo XIX ya venían dándose en distintas formas del cristianismo, no dejaban de ser expresiones marginales, ajenas al tronco de la Iglesia e incluso perseguidas por la jerarquía episcopal y pontificia en determinados momentos. Hoy esto ya no es así, y el discurso de la izquierda parece haber sido asumido sin tapujos por una institución como Cáritas. Prácticamente, han comprado el paquete ideológico al completo.

Basta con prestar atención a sus muchas campañas publicitarias para advertir el creciente sesgo anticapitalista y cómo, al igual que las organizaciones políticas progresistas, prefieren hablar de desigualdad antes que de pobreza. Es más, esta sustitución semántica se ejecuta de una manera que permita tratarlos como si fueran conceptos equivalentes. Del mismo modo, si se usa la palabra “pobreza” será solo para abusar de la noción sociológica de “en riesgo de pobreza”, que permite unos titulares más alarmantes, ya que amplía la base de afectados. O la expresión “trabajadores pobres”, latiguillo popularizado por Podemos y sus politólogos.

Una visita a la web de Cáritas Española permite confirmar este giro hacia ideas socialistas sin mayores esfuerzos, porque no se esconde en absoluto. Allí, aparece colgada una publicación oficial llamada Documentación social. Revista de estudios sociales y de sociología aplicada, que recoge artículos sobre la materia “empleo e inclusión”. La lista de autores es significativa. Aparece Imanol Zubero, senador por el Partido Socialista (2008-2011) con el zapaterismo y que se describe a sí mismo como seguidor del teórico marxista italiano Antonio Gramsci. Es el coordinador de la revista, en la que se incluyen también textos de Albert Recio, estudioso de la “economía feminista y la economía ecológica”, vertientes que, “si bien son ajenas al marxismo ortodoxo, requieren ser incorporadas en cualquier proyecto de análisis crítico del capitalismo”, según el autor. La lista podría continuar con autores que analizan, al estilo de la escuela de Frankfurt, la importancia del discurso en las relaciones laborales, o con otros que se detienen en “la ideología patriarcal” y cómo desvaloriza el trabajo de las mujeres.

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Podrá decirse que no solo a esto se dedica la institución fundada en Alemania hace más de cien años. Es cierto, pero al margen de su innegables buenas acciones en favor de los más pobres, cabe preguntarse qué influencia tiene todo este aparato ideológico expresado de modo tan nítido. Algún papel tendrá, por ejemplo, cuando entre sus formas de financiación aparecen tiendas de su propiedad que dicen ejercer el llamado “comercio justo”. Este es un tótem del socialismo metido a empresario que premia con su vitola de bondad a empresas que son poco competitivas, es decir, poco eficientes si se trata de satisfacer al prójimo.

A la hora de hacer la declaración de la renta pido cada año a mi asesor fiscal que marque la equis de la Iglesia, pero no la de los llamados “fines sociales”, ya que tengo la fuerte intuición de que haciéndolo estaría apoyando a muchas organizaciones que no mejoran sino que empeoran nuestra sociedad, pese a sus objetivos declarados en contrario. Pero Cáritas se empeña en que marquemos las dos equis (“#AyudaXDos” fue su último lema, para la campaña 2021) para que podamos “ayudar a todos”. Aunque estos ingresos representan cifras que no superan el 5% del presupuesto de la organización humanitaria, no me gustaría apoyar ideas que considero equivocadas. Del mismo modo que las señaló como equivocadas alguien que las sufrió en su propia piel en la Polonia comunista, como San Juan Pablo II. “Los socialistas instigan a los pobres al odio contra los ricos y tratan de acabar con la propiedad privada estimando mejor que, en su lugar, todos los bienes sean comunes; pero esta teoría es tan inadecuada para resolver la cuestión que incluso llega a perjudicar a las propias clases obreras; y es además sumamente injusta”, dijo el Papa en la encíclica Centesimus annus. No creo que en la Cáritas de hoy en día tenga muchos lectores.

Bernardo Sagastume