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Aislados por la aduana

30 de noviembre de 2015
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Han nacido algunas empresas en Canarias que se han especializado en sortear las dificultades aduaneras. En un mundo cada más interconectado, en el Archipiélago cada vez es más difícil y caro importar y exportar. Determinados sectores económicos se han salido con la suya y como resultado hay productos que salen más caros que en el pasado.

Hubo un tiempo en que las Islas Canarias eran el paraíso de las compras, los turistas que nos visitaban no solo venían atraídos por el clima sino que aprovechaban para conseguir objetos que, además de salir más baratos, gracias a la importación no se podían encontrar todavía en los mercados nacionales. La integración europea con la aduana e impuestos supusieron un duro golpe pero más tarde la revolución tecnológica del comercio electrónico remató a un sector que no pudo adaptarse debido a esos mismos impedimentos. El turismo de compras dejo de ser un aliciente para nuestros visitantes y desde entonces tienen que conformarse con las ventajas del clima y los bellos paisajes. Por otro lado, quienes vivimos permanente en Canarias tenemos que lidiar en nuestras compras y ventas con estas trabas que no tienen el resto de españoles.

En la antigüedad, cordilleras, océanos y ríos eran las fronteras naturales que limitaban la capacidad y actividades del ser humano. Aún así, estos obstáculos no impidieron hace 65.000 años al homo sapiens colonizar, paso a paso, los confines del planeta desde África a la remota Asia. Las fronteras son otra cosa, a vista de pájaro sería imposible distinguirlas pues no dejan de ser muros mentales que se levantaron para delimitar políticamente una comunidad. Con ellas, también se erigieron fronteras económicas que impidieron el libre intercambio de bienes y servicios entre las zonas situadas a ambos lados de la línea divisoria. El comercio es anterior a estas fronteras artificiales dibujadas por el hombre y se remonta a la Edad de Piedra, donde tras el descubrimiento de la agricultura las sociedades prehistóricas lograron excedentes que les permitieron superar de forma limitada la producción de subsistencia para así comerciar con otras comunidades. El comercio permitió que aquellos hombres primitivos pudieran disponer de recursos y objetos más allá de lo que eran capaces de producir por si mismos a través de una actividad que nos diferencia del resto de animales que habitan el planeta. Primero a través del trueque y más tarde, con la introducción del dinero, la capacidad comercial de las comunidades vecinas se amplió con la tecnología como catalizador. Los grandes medios de transporte y la revolución industrial redujeron las distancias en todo el mundo hasta nuestros días en los que la comunicación y el transporte son prácticamente inmediatas.

La globalización no ha terminado con las fronteras, los estados se resisten a dejar el control fronterizo a pesar de que ya son muchas las organizaciones supranacionales que, como la Unión Europea, han ampliado las zonas de libre circulación de personas, bienes y servicios más allá de los estados. Aranceles y tasas aduaneras han disminuido en las últimas décadas mientras se negocian grandes tratados de libre comercio como el TTIP entre la Unión Europea y los Estados Unidos de América. La tecnología ha acompañado esta revolución que permite poner en contacto a dos personas en cualquier parte del mundo para ampliar las opciones tanto para los compradores como los vendedores. Una revolución que no solo ha llegado en el abaratamiento del transporte y su rapidez sino en los mismos procedimientos de compra y en la distribución que ya no necesita escaparates físicos en forma de tiendas que aumentan los costes sino que podemos comprar desde cualquier parte del mundo utilizando un teléfono móvil con conexión a Internet.

No obstante, en nuestro archipiélago canario las fronteras permanecen levantadas, no solo de cara a países extranjeros sino con el resto de España y la Unión Europea. La idea que hay detrás de la aduana es la preservación del régimen económico y fiscal de Canarias gracias al cual no tenemos que soportar el régimen fiscal general gravando, por ejemplo, con impuestos indirectos de tipos más bajos (el IGIC) que el IVA que tienen que soportar el resto de españoles. En principio esto parece una ventaja pero a veces puede asemejarse más a una pesadilla si tenemos en cuenta otros impuestos o tasas que tienen menos visibilidad pero que terminan dificultando y encareciendo el comercio. 

El AIEM, el impuesto invisible

En este sentido, el Arbitrio sobre las Importaciones y Entrega de Mercancías (AIEM) es el gran desconocido, un impuesto que pagamos aunque no vemos. Como otros impuestos llegó como un mecanismo transitorio para proteger las dificultades a la que se enfrentaba la producción local como región ultraperiférica en el marco de la Unión Europea. Y como tantos otros se ha mantenido aunque se le haya cambiado el nombre gravando aproximadamente unos 200 productos que aparecen en una lista llamada “Nomenclatura Combinada”. El tipo aplicable con carácter general es el 5% mientras que otros tienen que soportar hasta el 15% o el 25%. Por tanto, cuando el consumidor final adquiere un producto no solo está pagando el IGIC que ve en la factura sino que en el precio las empresas han tenido que repercutir de una forma u otra ese gravamen adicional y no solo los costes de transporte. Es una de las razones por las que cuando compramos un producto en Canarias su precio que aparentemente debería ser más bajo, en la península puede llegar a ser igual o superior .

El DUA, o como pagar hasta por los regalos hechos a mano

Comprar por internet desde Canarias es una experiencia que suele terminar en frustración, ello se debe en parte a ese muro burocrático que termina siendo la aduana. Para entenderlo hay que tener en cuenta que cualquier paquete que enviamos o recibimos desde las islas está sujeto a ser inspeccionado en la aduana y si su coste supera cierta cantidad puede quedar parado hasta que se liquiden los impuestos correspondientes por la diferencia entre los tipos de IGIC e IVA. De esta forma, la ventaja de los impuestos insulares más bajos se esfuman en un acto administrativo que se reduce a la liquidación de estos impuestos y el pago del propio tramite, el conocido por sus siglas Documento Único Administrativo (DUA). Ante los ojos de Aduanas no importa si hemos comprado el producto en una tienda o si se trata de una colcha tejida por la abuela que nos ha enviado como regalo de bodas, solo importa el valor declarado de la mercancía en cuestión. Una sorpresa desagradable para el comprador que no conocía ese coste adicional de antemano y puede convertir la transacción en no competitiva. 

Tras muchas quejas y demandas la Agencia Tributaria introdujo en 2004 la posibilidad de realizar la autoliquidación online del DUA por parte de los compradores de forma gratuita a través de Correos mediante el uso del certificado en la página web de la propia Agencia para ahorrar, al menos, los gastos de gestión. Una mejora respecto a la peregrinación anterior por distintas ventanillas pero que no se ha traslado a la práctica pues el comprador debe esperar a que el paquete llegue al almacén de la aduana, el transportista le proporcione el número de declaración sumaria y, en caso de no requerir una inspección física de la mercancía, es cuando ya el comprador puede realizar el autodespacho. A esto hay que añadir que algunos transportistas cargan al comprador en este caso una cantidad por el concepto de ‘cesión documental’ o ‘endoso’. En el caso de los vendedores, desde 2015 se suprimió el DUA de exportación para envíos inferiores a 3.000 euros y la presentación del DUA de importación por parte del vendedor. Mejoras respecto a la situación anterior pero que desde luego han resultado insuficientes para muchos.

El e-commerce en Canarias

Empresas nacidas en Canarias que se dedican al comercio online como www.tuperfume.com limitan la posibilidad de comprar a las islas. La aduana por tanto supone una barrera no solo para que lleguen productos de fuera para Canarias sino que desalienta también a las iniciativas insulares que podrían expandir su mercado más allá del archipiélago. Y es que aunque la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (ACIISI) dependiente del gobierno autonómico sacó pecho en su ‘Informe sobre comercio electrónico en Canarias 2014’ con los 378,7 millones de euros en 2013 de facturación estimada por el comercio electrónico de la empresa al consumidor en Canarias (gráfico 1), la letra pequeña pone en cuestión que se trate de un éxito. 

Por un lado, hay que tener en cuenta que la mayor parte de la facturación se debe a la compraventa de servicios, estancias en hoteles, entradas de cine o billetes de medios de transporte que no soportan el DUA ni los tramites aduaneros. Comprar un billete de avión vía web para viajar a Singapur desde el aeropuerto de Gran Canaria con conexión en Londres tiene los mismos costes para el viajero como para compañía tanto si se hace desde Canarias como desde Madrid. Hay que tener en cuenta también que el porcentaje de gente que hace compras online en Canarias está por debajo de la media nacional (del orden de 11 puntos porcentuales) teniendo en cuenta que las compras online que realizan los españoles ya se encuentran bastante por debajo de las que se hacen en el resto de la Unión Europea (gráfico 2).

 En demasiadas ocasiones nos fijamos solo en los empresarios que tienen un éxito abrumador sin tener en cuenta que el camino del éxito esta plagado de intentos que mediante la prueba y el error pueden concluir felizmente. Es el caso de Ricardo de la Hera, un canarión que no se conformaba con su trabajo habitual y se lanzó al mundo de la empresa, su primera intentona supuso adentrarse en la venta online de cosmética masculina pero encontró obstáculos que finalmente hicieron zozobrar aquella aventura que le ocupó entre 2011 y 2013. Entre otras cosas, la propia distancia de las islas que alarga los plazo pero también lo que Ricardo llama “el impuesto revolucionario” en forma de aduana que termina encareciendo los envíos añadiendo un 10% de sobrecoste. “Mi sede fiscal y mis almacenes estaban en Madrid para poder vender con IVA mientras seguía viviendo aquí” nos comenta, por lo que todo era legal pero al final la recaudación fiscal no se quedaba en Canarias. Los tiempos y precio de los envíos para atender al mercado peninsular le obligaron a tomar esa decisión ya que de otra forma le resultaba imposible competir con el resto de empresas y cuando recibía pedidos desde las Islas Canarias tenía que hacerlos desde la península pasando por los trámites del despacho y el DUA. Había ventas pero no las suficientes para mantener el negocio así que tuvo que echar el cierre. No obstante, en lugar de desanimarse y aprendiendo de los errores lanza ahora www.avituallamiento.com , una nueva empresa que pretende corregirlos y, de hecho, limitará su actividad a las siete islas. De hecho, se publicita como ‘La tienda online de nutrición deportiva creada para los corredores, ciclistas, nadadores y triatletas que están en Canarias. Ya no tendrás que pagar aranceles aduaneros, ya que todos nuestros productos están en las Islas Canarias’. Bajo el sistema actual “no existe la competencia y la competencia es sana, al intentar proteger a los productos de Canarias se evita que vengan productos de fuera, incluso los que no se pueden producir aquí” lamenta este emprendedor que como tantos otros sufre el sistema de aduanas de Canarias.

No se puede hablar de comercio electrónico sin mencionar al gigante mundial de las ventas por internet que no es otro que Amazon. Desde hace dos años al comprar en Amazon el usuario tiene la posibilidad de contratar el servicio AmazonGlobalExpress por 6,99 euros por producto al que hay que añadir una suma adicional que se estima y se carga en concepto de depósito para cubrir los gastos ocasionados por la importación del producto con lo que el cliente no deberá encargarse de tramitar el despacho aduanero. Esta opción express supone unos 5 días en la velocidad del envío (hay que tener en cuenta que en la península Amazon ya ofrece la posibilidad de entregas al día siguiente). Quienes tengan más paciencia pueden optar por el envío normal que se demora entre 5 y 13 días (en la práctica suele estar más cerca de los 13 días que de los 5) sin pagos adicionales y asumiendo que tendrán que realizar el autodespacho en caso de que el paquete sea parado en la aduana.

Para evitar que el comprador tenga que asumir un coste adicional algunos de los vendedores integrados en la otra plataforma global de comercio electrónico Alibaba que envían desde china indican un precio menor de la mercancía. La misma estrategia que siguen también algunos canarios cuando tienen que enviar algún regalo a familiares o amigos en la península.

Dos perspectivas diferentes para enfrentar un mismo problema por parte de los grandes del comercio online. Otras empresas, las más grandes y las más modestas, optan por no realizar pedidos hacia las islas Canarias. En parte por el coste adicional, no solo en precio sino también de una regulación específica que desconocen. Y es que aunque el despacho de la aduana debería ser imputado a las administraciones públicas el comprador proyecta la mala experiencia sobre la empresa que le ha enviado el producto que nunca terminó de llegar a destino o por el que tuvo que pagar un sobrecoste desconocido en el momento de realizar la compra.

Oportunidades a pesar del gobierno y de la aduana

La fortaleza de la libre empresa es tal que incluso allí donde hay un exceso de regulación es capaz de encontrar una oportunidad. En cierto modo el empresario es aquel que ve una oportunidad de negocio donde todos los demás solo encuentran desventajas, iCanduty o Clickcanarias son buenos ejemplos de ello.

Una forma en que los residentes en Canarias sortean las trabas burocráticas de las islas al comprar por internet consiste pedir a ese amigo de península que reciba en su casa nuestros productos y luego nos lo traiga. Institucionalizar este sistema de “envío a amigos” es la idea que tuvo José Ramón Sendra al poner en marcha iCanduty, una plataforma web que permite recibir en Canarias compras de empresas que no envían a Canarias debido a la aduana. Este empresario dedicado a la ingeniería electrónica tuvo esta idea cuando escuchó a Juan Luis Alzola decir que la solución a este problema era “obligar por ley que todas las empresas enviaran a Canarias” a lo que el director de la empresa INELCAN pensó que si eso ocurría sería siempre “a pesar del gobierno”. Fue así como en 2014 nació iCanduty habiendo posibilitado unos 4.000 pedidos las islas y que mantiene a pesar de no darle beneficios por el momento según nos comenta José Ramón Sendra porque “la gente evita trabas, es un bien social, ojalá en el futuro me dé beneficios”.

Para satisfacer la misma demanda nació ClickCanarias, una empresa que actúa como intermediario integrándose en la página web del vendedor que no conoce o no tiene los recursos suficientes para poder servir sus productos en Canarias. Norberto Cabrera, uno de sus fundadores, nos comenta que “desde que nos reunimos con el equipo informático, allá por el 2011, hasta el día de hoy ha sido muy duro, tocando muchas puertas, presentando el producto, tanto a proveedores como a entidades financieras, con muchísimas trabas, ya que estamos en un país que como te salgas del negocio estándar es muy difícil avanzar, a día de hoy podemos decir que ClickCanarias es una realidad”. Empezaron a dar el servicio con Calzados Gody y Zapatos de talla en mayo de 2014 hasta las más de 25 empresas que ya incluyen su servicio con 400 pedidos en lo que va de año antes de que empezara la campaña navideña.

Dos casos excepcionales que demuestran que es posible salir adelante y crear riqueza a pesar del gobierno y de una aduana que se mantiene vigente pese a ser un anacronismo del pasado levantando una frontera imaginaria allí donde no la hay.

Artículo publicado en el número 4 de La Gaveta Económica. Puede leer el resto del contenido de la revista aquí.