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José Víctor Ríos Rull: “Se debería facilitar la llegada de empresas que creen trabajos valiosos”

1 de mayo de 2016
José Víctor Ríos Rull
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Cuando acudes a una entrevista y a las primeras de cambio te espetan que tus creencias son la homeopatía de la economía, la cosa solo puede mejorar.  Porque no hace sino rescatar el debate que a lo largo del último siglo se ha librado entre dos poderosas ideas, una que encarnaba John Maynard Keynes (otorgaba un mayor papel al Gobierno) y la otra que protagonizaba Frederich Von Hayek (creía en los individuos más que en el gobierno). Tan es así que en 1974, éste último obtuvo el Premio Nobel de Economía por “sus trabajos pioneros en el campo de la teoría monetaria y los ciclos económicos” pero compartió el honor con el sueco Gunnar Myrdal, quien se consideraba así mismo un seguidor de Lord Keynes. Eso explica, en no pocas ocasiones, el aparente desconcierto de los ciudadanos ante problemas no resueltos por la ciencia económica, siendo el propio Hayek el que se atreviera a jerarquizar las ciencias de menor a mayor complejidad: la física, la química, la biología, la economía y la teología. 

El afán por entender cómo funcionan las cosas llevó a José Víctor Ríos Rull (Santa Cruz de Tenerife, 1959) a Madrid a estudiar primero Sociología en la Universidad Complutense y posteriormente Económicas. Un doctorado en la Universidad de Minnesota le lleva a Estados Unidos y un matrimonio y dos hijos le han retenido en el país del Tío Sam por más de tres décadas. Su director de tesis fue el Premio Nobel de Economía en 2004, Edward C. Prescott. Ha pasado, contrariamente a lo que estamos acostumbrados, por diversas universidades americanas en las que ha impartido clases, incluso estuvo unos años en la Reserva Federal de Minneapolis donde ocupó su tiempo en investigar por más que no parezca que esos años los recuerde como muy fructíferos. En cualquier caso, su extenso curriculum y las notables publicaciones le han hecho merecedor de múltiples citas académicas. Con todo, no son muchas las referencias a la Universidad de La Laguna pero acaso, ¿debería extrañar?.

No parece que se relacione mucho con la Universidad de La Laguna

He participado en algunos seminarios en el departamento de sociología. Y he codirigido alguna tesis, en concreto a Carlos Bethencourt, que hoy es profesor en la Universidad”.

¿Qué opinión le merece el sistema universitario español?

La universidad española en Economía tiene algunas instituciones muy buenas. La Pompeu, la Carlos III y un poco menos la UAB y Alicante. Muchas otras tienen un nivel muy digno. Los ajustes presupuestarios de los últimos 6 ó 7 años han hecho que muchos investigadores excelentes se hayan ido, lo que es una pena. Del resto no sé, aunque probablemente hay algunos grupos buenos en muchos sitios. Dicho esto, la Universidad no trata a la gente buena bien. Las promociones son casi por antigüedad y vale más ser gestor mínimo que investigador competente. Lo bueno que tiene es por el esfuerzo poco recompensado de mucha gente pese a un diseño institucional bastante infame”.

Siempre se mostró interesado en la economía pero su trabajo lo ha desarrollado en el campo de la macroeconomía. ¿Por qué?

“Porque es la mejor forma de entender el funcionamiento de todo. Y me permite no abandonar otros campos, como la sociología que siempre me interesó. Mi corazoncito es demógrafo, el año pasado publicamos un paper en la mejor revista demógrafa del mundo (Heterogeneity in Expected Longevities, con Josep Pijoan-Mas, Demography, 2014”.

Y se centra en el estudio de la desigualdad. A eso le hemos dedicado algún reportaje en la revista. Pero es difícil razonar en un ambiente tan viciado como es el que provoca el debate político sobre el tema.

“Yo no me meto en el debate político, que no me interesa. Vemos los datos y hay muchos, afortunadamente, con lo que puede hacerse un buen trabajo. La verdadera medida de la desigualdad la encontramos en la forma en que la gente se muere. Cómo se casan y de qué manera fallecen”.

El último Premio Nobel de Economía, Angus Deaton en su libro ya traducido al español ‘El gran escape’ se fija en eso. 

“Sí, pero en su trabajo la comparación es entre países y nosotros observamos que dentro de cada país también es distinto. Y existen causas identificables, la primera de las cuales tiene que ver también con la misma razón que impide que estudies cuando eres joven. La segunda es que son malos consumidores y esto tiene implicaciones para su salud. Y la tercera es que son pobres. Las tres se combinan pero es difícil saber hoy cuanto importa cada una. Lo que sí sabemos que esto es más importante que la desigualdad en el consumo”.

De ahí la importancia del ascensor social, que quienes hoy estén peor no tengan barreras en esa movilidad de una situación a otra. Y Estados Unidos siempre se ha presentado como el país de las oportunidades, con un sistema institucional que favorece esas transiciones.

“Hoy en Estados Unidos los pobres de verdad lo tienen muy mal. Y la movilidad es peor que en Europa, parece que esto va siendo así. Una cosa es lo que ellos cuentan y otra, bien distinta, lo que dicen los datos”.

¿Pero siempre fue así? Podría tratarse de un proceso interrumpido, de algo que ocurría en décadas anteriores y que ahora se ha revertido.

“Parece que hubo más movilidad en el pasado pero el problema es cómo la defines. Hace 80 años había poca gente que estudiaba, eran en general más pobre y en ese contexto se produjeron historias de éxito. Ahora ya hay mucha menos gente que cumpla esas condiciones y el que está abajo lo está”.

¿Por qué es importante la forma en que la gente se casa?

“Porque cada vez lo hacen más entre iguales o parecidos. Hay un trabajo precioso sobre el censo de Cataluña hecho por profesores de la Universidad de Edimburgo, donde se observa lo que va ocurriendo, la gente tiende a casarse más entre iguales. The Informational Content of Surnames, the Evolution of Intergenerational Mobility and Assortative Mating, Maia Güell, José V. Rodríguez Mora y Chistopher I. Telmer ”.

Hay un libro que se llama ‘El triunfo de las ciudades” escrito por un profesor de Harvard,Edward Glaeser, que analiza cómo la gente se muda a las ciudades cuando está soltera porque el mercado de personas sin parejas es superior, pero que cuando ya se casan tienden a instalarse en las afueras. ¿Algo de esto no puede existir?.

“Es que creo que la segregación se produce antes, ya en las escuelas y esto tiene implicaciones para el resto de sus vidas”.

También se ha interesado por las causas de la crisis. ¿Hay similitudes entre la que se sufrió en el 29 del siglo pasado y la que nos ha tocado vivir a nosotros?

“No, creo que los modelos que teníamos no nos sirven para entender la más reciente”.

¿Y ayuda a explicarla el papel jugado por los Bancos Centrales?

“Es posible observar algunos errores de los Bancos Centrales pero habría que sudar sangre para encontrar en su actuación la razón de la crisis. Incluso  creo que lo hicieron muy bien en el año 2008, en el momento en que la liquidez desapareció. Y ahora vemos que la teoría económica entiende y explica bien la inflación alta pero no tanto la baja o la deflación. Los modelos nuevos keynesianos llevan 9 años fallando, creíamos que bajando los tipos de interés se generaba actividad y con esto tendríamos inflación más elevada. Pero no está ocurriendo y se sigue insistiendo. Ahora igual no es así, a velocidades bajas no pasa. A lo mejor tampoco tiene que ver la inflación con la cantidad de dinero, todo esto nos debe llevar a revisar nuestras teorías. Imprimir dinero no está subiendo los precios pero tampoco importa mucho. Lo importante es otorgar confianza, recordar que los Bancos Centrales están ahí y que acudan cuando sea preciso brindando liquidez”.

Darán confianza siempre que sean de confiar.

“Y lo son. En 2008 actuaron como prestamistas de última instancia. Fue importante. También Mario Draghi dijo que haría lo que debiera y contuvo la prima de riesgo, fue un tanto a su favor. Una cosa es el tipo de interés y otra estar dispuesto a comprar deuda si hace falta. Pueden bajar más, la cuota inferior no es cero”.

El problema con eso es que quizás deberíamos mirar a Japón, que llevan dos décadas ensayando y viven un estancamiento permanente.

“Discrepo, no les va tan mal, Sus problemas están muy vinculados a la vejez de su población”.

Que es exactamente el tipo de problema al que vamos encaminados en Europa. Si el papel de los Bancos Centrales no explica la crisis, ¿cuál sería la razón de que se produjera?

“Los Bancos Centrales explican marginalmente lo que ha ocurrido. En origen está la obsesión por hacer que todo el mundo fuese propietario de sus viviendas”

Se hace con una fuerte expansión monetaria.

“Se hace con una fuerte expansión del crédito y cuando esta se acaba, los precios se desploman. Se produjo una fuerte caída del consumo, de lo que cabría esperar un aumento de ahorro. Pero no fue esto lo que pasó. El ahorro estaba en tierras o propiedades y los precios se vieron afectados. Intentamos entender cómo una caída del consumo provoca la crisis, los modelos estándares no lo veían de esa manera. Llevo cuatro o cinco años intentando entenderlo. Mi trabajo consiste en comprender en qué circunstancias ocurren unas cosas u otras a través de la observación de modelos y el comportamiento de los agentes. No busco tener opiniones, quiero saber qué clases de economías artificiales -modeladas- se parecen a las que vemos”.

Todo ese proceso se vivió sin base real de ahorro. Se reducen los tipos  y esto no expresa las preferencias intertemporales de los agentes.

“Hay dos partes en el crédito, el de las empresas en las que hay unas con mucha liquidez pero que no se expandieron comprando o fusionándose con las que tenían menos. Y luego el que fue a los propietarios de las viviendas, que en proporción aumentaron de una forma extraordinaria”. 

Hoy vemos que pese a la insistencia de los banqueros centrales las empresas siguen sin querer el crédito. Quizás se deba a que en la anterior etapa -antes de 2007- se dotaron de medios que hoy hace que presenten sobrecapacidad.

“No lo sé,también  es posible que se deba a que no hay proyectos rentables esperando. Creo que sería bueno tener una economía flexible y que parte de esos excedentes puedan destinarse a las exportaciones. Lo que ocurre es que eso, que es eficaz, puede no ser sencillo”.

Reasignar los factores no es fácil, básicamente si uno no asume que debe hacerlo.

“Piensa en un país como Grecia. Un día se levantan y dan cuenta que son mucho más pobres de lo que les decía su gobierno, que ha acumulado una deuda pública enorme. Ellos tienen problemas para salir de una situación así porque no te conviertes en una potencia exportadora de un día para otro. Encima, si complicas abrir empresas o los machacas a impuestos por culpa del déficit el tema empeora”.

Esa flexibilidad de la que habla pasa, además, por crear un ambiente agradable para la creación de empresas, con pocas barreras de entrada. Uno piensa en otro país rescatado, Irlanda, que se planta ante la Troika y transige con todo menos con tocar su impuesto de sociedades.

“No creo que sea un ejemplo, yo los echaba del mercado común. Hacen dumping fiscal, encima le podría una multa brutal a Apple o Microsoft”.

Es decir, ¿estamos convencidos de que la competencia es buena  pero no tanto si se da entre países o territorios?¿Deben ser homogéneos los impuestos?

“No todos y tampoco tienen que ser tan elevados, pero no hacer esto. No hay motivo para que Irlanda disfrute de ese privilegio porque encima lo que hacen estrictamente estas empresas es mentir como bellacos y reasignar papeleo con el fin de acreditar el beneficio en Irlanda. No es lo mismo montar una fábrica que una oficina, centran la actividad burocrática allí y con eso les vale”.

¿Y España? Algunas cosas de las que habla no parece que se den bien aquí. Flexibilidad, impuestos bajos, resignar factores productivos… 

“España no lo pone fácil por su rigidez. También intentamos entender con nuestros estudios cómo aumenta el consumo a la productividad. El consumo genera movimientos cíclicos en la productividad y en España ha subido poco en los últimos 25 años. Si la economía se expande pero no sube la productividad puede deberse a que los trabajadores marginales no están muy formados. Ocurrió con la construcción, cuando cae los que pierden su empleo son los que menos cualificados están. Si mides por horas, la que caen son las peores horas, pasa en España pero si miras en países como Italia el tema es aun peor”.

¿Y cómo lo resolvemos? Encima necesitamos que sea rápido, un quinto de la población que puede trabajar está parada.

“Por lo que sé, en aquellos sectores donde hay competencia es más sencillo conseguirlo. Y me da la sensación de que en España las empresas tienen mucho interés en restringir la competencia, desde las farmacias hasta la energía y creo que haría mucho bien reduciendo las barreras de entradas a nuevos operadores”.

Desde la distancia, si el presidente de Canarias le llamase y pidiese consejo, ¿qué le diría?

“Primero tendría que pensar sobre eso dos o tres semanas y trataría de ser muy prudente. Creo que sí sería pertinente crear facilidades para que las empresas se instalen aquí, fundamentalmente las que usen trabajo valioso. Hoy esto es posible con la tecnología. Si Microsoft quiere contar con un centro de investigación, ¿quién dice que no elegiría Canarias? Necesitan dos condiciones, una vida agradable y todo lo que puedan precisar a su alrededor. Y esto lo tenemos. Hoy se aprecia mucho las condiciones de vida y la distancia ha dejado de ser una excusa válida”.

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