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Un sueño hecho realidad

11 de noviembre de 2019
thomascook
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Los nacionalistas están de enhorabuena pues la coyuntura internacional está acercando las islas Canarias a su anhelada utopía. Durante años hemos escuchado perorar a políticos sobre los males de la masificación turística y los beneficios del consumo de proximidad pero es ahora cuando estos dos escenarios se han abierto ante nosotros, no por los méritos de estos dirigentes públicos sino como una bendición fortuita que les caído del cielo. De esta forma, malas noticias como son el Brexit o la caída de visitantes extranjeros sumada a la quiebra del turoperador Thomas Cook pueden ser interpretadas como buenas nuevas ya que la dependencia exportadora del sector agrícola de Canarias con el Reino Unido augura excedentes, por ejemplo de tomates, que inundarán los mercados locales y la falta de turistas facilitará el disfrute del clima canario con la merecida tranquilidad para la población autóctona. Solo así deberían entenderlo quienes han alentado en los últimos años la turismofobia y promovieron la soberanía alimentaria. 

Puede parecer ironía pero esencialmente el horizonte que se vislumbra a corto plazo para la economía canaria es la que deseaban los defensores de poner trabas al turismo limitando la llegada de cruceros a los puertos, planteando impuestos adicionales a los que ya pagan los visitantes como las tasas turísticas o la disminución de vuelos de bajos coste tal y como han terminando anunciando diferentes aerolíneas low cost. A esto se añade la sombra del Brexit que continúa amenazando al frágil sector primario de las islas casi tan dependiente de las exportaciones como de las subvenciones. Así que mientras el sector hotelero anuncia pérdidas, cierres y despidos que se propagarán por toda la economía como si de vasos comunicantes se tratara, viéndose afectado primero en el propio sector servicios pero después e ineludiblemente el resto de sectores tras la contracción económica generalizada que se avecina. Un cóctel que puede llegar a ser letal en la ya de por sí débil economía del archipiélago incapaz de dejar a atrás tasas de desempleo vergonzosas y bolsas de pobreza en municipios que tienen la dudosa distinción de encontrarse entre los que acumulan menos renta per cápita de toda España. Este panorama puede parecer pesimista pero se antoja realista teniendo en cuenta los datos de crecimiento económicos que anuncian una recesión o ralentización que ya están notando países de los que también mantenemos relaciones económicas muy intensas como es el caso de Alemania. 

Sin embargo, lo que puede parecer un apocalipsis económico, sobre todo para aquellos que ven peligrar su actual puesto de empleo, es un sueño hecho realidad para los ideólogos del nacionalismo que ahora tendrán la oportunidad de poner en marcha sus políticas en una coyuntura que, siguiendo sus postulados, les favorece. De momento la reacción ha sido la contraria a la que se podía esperar: alarma e inquietud ante la pérdida de los turistas que ya habían contratado sus paquetes de viaje para esta temporada. No solo es que se vaya conceder un aplazamiento de los pagos de la seguridad social a las compañías afectadas para que se pueda mantener el empleo sino que se escucharon voces a favor, incluso, del rescate público de una empresa privada como era el turoperador británico. Resulta cuanto menos extraño que viéndose cumplidos de golpe buena parte de sus objetivos políticos no hayan optado por la celebración y la algarabía… ¿o es que no tiene motivos para ello?

Visto lo visto solo cabe preguntarse si los principios que defienden los nacionalistas se reducen a la demagogia populista que la realidad ha terminado por desenmascarar convirtiendo sus sueños y promesas en pesadillas capaces de atemorizan incluso a las mentes más colectivistas que desprecian el funcionamiento del libre mercado. Tal vez ahora estén viendo peligrar los ingresos públicos que recibían al ordeñar la vaca del turismo o tal vez les preocupe de verdad el bienestar y el progreso de la sociedad canaria. Es complicado juzgar las intenciones aunque entre tanto y mientras nos toca sufrir las terribles consecuencias de la recesión económica que se avecina deberíamos aprender la lección para desconfiar de los argumentos políticos que desprecian la realidad económica con el único objetivo de llenar las urnas de votos y afianzarse en el poder y que a la hora de la verdad se demuestra que eran completamente falsos.