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José Carlos Francisco: “Nuestro sistema de subsidios desincentiva la búsqueda de trabajo”

11 de abril de 2022
josecarlosfrancisco
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Tras casi doce años al frente de la patronal (CEOE-Tenerife), José Carlos Francisco se despide de esta representación institucional y lo hace lanzando un libro, El gran problema. Canarias se aleja de Europa, donde combina las preguntas y las posibles respuestas a las cuestiones más peliagudas de la agenda insular. Lo hace al tiempo que salpica las páginas con anécdotas que, más que constituir apenas las memorias de alguien con relevancia pública, funcionan como un haz de luz que explica mejor que gráficos y discursos los porqués de la economía isleña.

– No se ha hecho diagnóstico de los problemas de Canarias, dice. No sabemos por qué nos pasa lo que nos pasa.
– Puede parecer sorprendente. En el capítulo “La gran paradoja” me pregunto cómo es posible que una economía que crea empleo razonablemente bien mantiene unos niveles de paro del 20% de media en los últimos 50 años. Y que cómo es posible que una economía que crea empleo, que tiene ese paro, esté importando mano de obra de forma recurrente. Eso no lo tenemos bien estudiado ni bien explicado. Sabemos que eso pasa, pero ¿por qué pasa? Eso indica que hay tarea por delante.

– A veces se dice “es que de fuera vienen y se llevan el trabajo”, pero es que si no viniesen los de fuera sería aun peor, porque esos puestos no se podrían cubrir, quizá por falta de cualificación.
– Hay una parte que se debe a falta de cualificación. Pero hay otra que se debe a que no hay actitud.

– Más que aptitud.
– De aptitud puede haberlo, pero también de actitud. Nuestro sistema general de subsidios desincentiva la búsqueda de determinados trabajos. Otra gran dicotomía es que decimos que no hay formación suficiente, pero la gente que viene de fuera no necesariamente la tiene. Otras veces lo que sucede es que hay una sobrecualificación de nuestra gente joven, que se tiene que ir fuera, porque no va a encontrar un trabajo adecuado a la formación que tiene, porque no hay empresas que lo demanden. Lo que sucede a veces es que no merece la pena trabajar por mil euros cuando puedes recibir 550 y no moverte de tu casa, más 200 o 300 euros en negro por alguna cosa que hagas.

– En un momento, dice que la Reserva de Inversiones (RIC) ha sido un “subrelato despreciado” dentro del Régimen canario (REF). ¿Por qué tiene esa leyenda negra?
– Pues porque la RIC se asocia con un incentivo de las empresas y estas no están demasiado bien vistas… pues entonces la RIC se ha denostado. Cuando, realmente, ha ayudado a crear miles de puestos de trabajo, gracias a la inversión por el ahorro empresarial que produce. Lo que no se sabe es que tiene efectos indirectos en todos o en muchos de nosotros por las inversiones que crea y los puestos de trabajo que genera. Como el REF tiene mala lectura por mucha gente, la RIC tiene aun peor lectura.

– Quizá a la clase política también le falta conocimiento. ¿Cuántos de verdad saben qué es el REF o cómo funciona la RIC? ¿Uno de cada diez, uno de cada cien?
– En las áreas más económicas el porcentaje será mejor… en Industria, en Economía, en Hacienda… Luego en otras áreas, sociales, sanitarias, educativas… ahí el porcentaje es bajo, bajo.

– En marzo de 2020 aparece el virus en Canarias y usted relata una reunión del Consejo Asesor de presidente, donde les dice: “No es momento de emergencia climática, economía azul, circular o verde. Ahora es momento de girar, porque lo que se avecina no tiene precedente”. ¿Hoy podría aplicarse a la guerra de Ucrania?
– Lo que pasa es que esta guerra puede ser entendida como algo que potencie las renovables para bajar la dependencia de los combustibles fósiles, ahora ya para bajar la dependencia estratégica. En cualquier caso, mi secretaria decía hace unos días que menos mal que he parado lo del libro, porque ahora tendría que meter otro capítulo para esta guerra. Y es verdad, porque estamos viviendo periodos especialmente convulsos.

– En el capítulo dedicado al volcán de La Palma, vaticina que de hacerse las cosas como parece que se harán lo que enfrente la isla es un panorama sombrío.
– La recuperación será muy lenta para La Palma. Si el sistema de gobernanza es este de tantas administraciones tomando decisiones, imagínese.

– Y si hay que construir 1.000 viviendas, ¿de dónde saldrán quienes las construyan?
– No, no, claro, en La Palma no hay mano de obra para tanto. En general hay poca en todos los sectores. Pero en el corto plazo se necesitaría una mano de obra que no está en la isla.

– Habla en un momento de los impuestos, pero insta a no olvidar que estos dependen de los gastos, pues a más gastos, más impuestos: “No olvidemos una ecuación sencilla: gasto público es igual a impuestos más deuda”. ¿Por qué resulta tan difícil que los políticos entiendan esto que es tan claro y sencillo de entender?
– Porque probablemente lo que piensan es que la deuda que generan hoy la pagarán otros, y entonces les preocupa poco. No es como usted o yo cuando contraemos una deuda hipotecaria, que la vamos a pagar nosotros y por eso nos preocupa y sabemos que supone menos consumo en el futuro. Pero los políticos piensan en términos de ciclo político: “El gasto que origino sí lo hago yo, me lo apuntan en mi haber y la deuda irá en el debe de los que vengan en el futuro”.

– A la hora de las propuestas, llama a pensar en grande, en satisfacer necesidades globales, porque de lo contrario, “la escala mental local se traslada a la escala del negocio, y esta es insuficiente para rentabilizarlo”.
– Eso incluso lo hablé con mi editor, lo de tener una escala de pensamiento más elevada y no pensar solo en Canarias. Los negocios ahora normalmente se hacen a escala mayor para que realmente tengan márgenes y rentabilidad adecuada. El empresario nuestro quizá debería pensar en esa clave y no solo en la local. Es una idea que merece su atención.

– Pero se enfrentan a las enormes dificultades que hay en Canarias para el comercio electrónico, tanto para importar como para exportar, con la desventaja creciente en competitividad que eso implica con el paso del tiempo.
– Este es un asunto que debe ser parte de la agenda cuando repensemos el tema fiscal. Porque ya no se puede seguir con esas trabas. Si Canarias no forma parte de la economía que se expande, formará parte de la que se contrae.

– Denuncia usted cómo la universidad desoye a la calle y desoye a autores por fuera de la academia.
– Lo que digo es que no hay que vivir en una burbuja, de espaldas a la calle, citando nada más que a tus pares. Eso lleva a la endogamia intelectual. La academia debería leer publicaciones como La Gaveta Económica y leer los periódicos, estar en contacto con los problemas reales. Leer a gente que a lo mejor no es académica pero que tiene cosas que decir. Eso mejoraría los análisis y les alejaría de esa imagen, cierta, que tenemos de “nosotros somos la academia y no miramos para ningún lado”, que es un error.

– Influye mucho más un best-seller de Taleb que 800 trabajos con arbitraje de académicos.
– Hombre, claro. Taleb y sus libros, que no son facilones, son muy leídos. Son conceptos densos, con fundamento de física y de matemática, que no resultan en principio fáciles, pero la gente los lee.

– Son casi doce años al frente de la CEOE de Tenerife, ahora toca la renovación y de dejar paso a otros. ¿Cómo se va de este cargo?
– Cuando está uno en un lugar así, le marca mucho lo que ha pasado con el entorno. En los últimos años ha sido la pandemia, con un incesante trabajo de negociación permanente con las administraciones para ayudar, coordinar, etc., que han sido duros. Hemos tenido siempre una colaboración muy fructífera con la Confederación de Las Palmas, actuando de común acuerdo casi siempre. Y la interlocución con los gobiernos regionales ha sido muy buena, con Coalición Canaria y ahora con el Partido Socialista, con contacto permanente. Y se ha mejorado mucho en las relaciones con los sindicatos, que para la CEOE es algo básico, en especial con CCOO y UGT, donde hemos negociado de forma continua. Ha sido una etapa de tranquilidad institucional en las relaciones y eso se refleja en el conjunto de la sociedad.