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¡Cuidado, la isla se hunde!

10 de julio de 2023
Playa Lanzarote
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Algunas risas suscitaba en 2012 el dramático llamamiento que hacía Paulino Rivero cuando era presidente del gobierno regional y decía que ya no cabíamos más, para reclamar una medida casi lepenista: impedir que llegasen a Canarias nuevos trabajadores foráneos. Para obligar a las empresas a emplear a la mano de obra local. O a la mano de obra local a trabajar, aunque prefiriera no hacerlo, que es otra manera de ver el mismo asunto. El fundamento teórico, la fuente de autoridad que se empleaba para llegar a estas conclusiones era que la “capacidad de carga” estaba llegando al límite, como si fuera un barco ya con demasiado lastre y a punto de perder la flotabilidad.

Es el mismo argumento que ha empleado hace pocos días la presidente del Cabildo de Lanzarote para promover, con la debida solemnidad, la declaración de la isla como “saturada”. Al parecer, todo surge de un estudio pagado a una consultora de Tenerife al que se le da, de hecho, carácter vinculante, en un alarde de desprecio a las instituciones y los procesos democráticos. Gaia Consultores Insulares, así se llaman los autores, ha presentado un estudio que, oh sorpresa, confirma las sospechas que sobre el particular ya tenía, de modo tan intuitivo como sagaz, el gobierno insular. Bueno sería que le hubiese llevado la contraria (a lo mejor ni les pagan). Entre las conclusiones obtenidas por la consultora ambiental, destacaron en una rueda de prensa que “el análisis de los indicadores de capacidad de carga no deja margen de duda y hay que declarar la isla de Lanzarote como zona turística saturada”. Una certeza cartesiana. Ni más ni menos.

Como consecuencia de este fundamentado informe, la declaración no será solo un papel en una oficina o una página más en un pdf del boletín oficial, sino que “deberá también verse reflejada en los planes de ordenación insular”. Es decir, han tomado la decisión de pegarse un tiro en el pie, a plena luz del día y ante la prensa convocada para difundir la nueva entre la clientela votante. Argumentan que ha aumentado notablemente el consumo de agua por el crecimiento del turismo y que casi un tercio de la oferta alojativa de Lanzarote está constituida por viviendas vacacionales. “Mientras las camas turísticas muestran una tendencia estable, con ligeras oscilaciones propias, las vacacionales están creciendo a un ritmo sostenido de algo más de un 3% anual”, dijeron.

Probablemente, lo que sucede es que ante un aumento en el deseo de los turistas por visitar la isla (crecimiento de la demanda) y ante las trabas puestas a la construcción de nuevos hoteles y nuevas viviendas (restricción de la oferta por intervención pública) es natural que se busquen alternativas, como el alojamiento vacacional en zonas que hasta hace poco estaban solo destinadas a la población local. Han creado un problema y ahora se sorprenden de que ese problema exista.

El mito de la “capacidad de carga” es tan viejo como la injusticia y la frase se puso de moda hace unos cincuenta años, cuando se reflotó el paradigma del equilibrio entre seres humanos ilimitados y recursos limitados expresado por Malthus. Su reintroducción la debemos al Club de Roma, cuando en 1972 publica Los límites del crecimiento, texto donde se afirma que si continúa “el actual modelo de crecimiento económico” (¿a que esta frase les suena familiar?), demográfico y de uso de los recursos “alcanzaremos los límites del crecimiento”.

El libro, que fue firmado por un grupo de investigadores, liderados por Jay Forrester del MIT, pronosticaba cual Nostradamus moderno que la Tierra está físicamente limitada y que el crecimiento poblacional, sumado a las emisiones y a los impactos de la actividad humana, muy probablemente excederán la capacidad de carga, llevándonos, por la fuerza, a ajustar la curva de crecimiento o enfrentar el colapso planetario. Por supuesto, ninguna de las predicciones que este texto anunciaba para las décadas del setenta y del ochenta se cumplieron y no tardó en pasar, merecidamente, al olvido.

Ahora vuelve de la mano de los nuevos cultores de la teoría del decrecimiento, que parecen incapaces de advertir que si algo han hecho los seres humanos a lo largo de su historia es mostrar una enorme capacidad de adaptación, generar nuevos recursos allí donde parecía que estaban agotados y encontrar con su creatividad y empeño soluciones antes no conocidas. Claro, para ello es necesario que la máquina de impedir que parecen querer poner en marcha en Lanzarote se mande al chatarrero.